
El muro de la discordia
Con conmemoración del 20 aniversario de la caída del muro de Berlín, voy a intentar volver la vista atrás y retratar lo que sucedió entre 1961 y 1989, en aquellos años de guerra fría, de aquel malestar que existía entre las dos grandes potencias mundiales, hablar de la desesperación que pasaron millones de familias en aquel Berlín separado por un muro. La historia es historia y los hechos ya los conoce casi todo el mundo, así que es muy posible que este reportaje mío no te resulte tan innovador.
Berlín 11 de agosto de 1961
La republica democrática alemana inicia el proceso de la construcción del muro de Berlín, tras la amenaza constante de una posible guerra fría, el consejo socialista se reunió en la capital soviética aprobando y autorizando la construcción y levantamiento del muro. Empezaba la pesadilla para miles de personas, miles de familias que no tenían porque separarse de su gente, de sus bienes, sus trabajos, unas personas que sin saberlo estaban empezando a ser utilizadas políticamente como marionetas. Iba a empezar la amargura de una ciudad entera.
Tras la tensión que se había creado entre la parte occidental controlada por franceses, británicos, y americanos en los últimos años con la unión soviética, el Kremlin decidió que lo mejor para los alemanes orientales seria la construcción de un muro divisorio con motivos antifascistas, una decisión quizás errónea en la que murieron mas de 190 personas tiroteadas a manos del ejercito soviético, una opresión ejercida a un pueblo dañado por la guerra mundial, por su triste pasado de batallas infundadas y lideres fascistas, una ciudad aun con el peso de la guerra a sus espaldas, de la reconstrucción paulatina por la que tuvieron que sufrir...
Berlín 12 de agosto de 1961
El partido comunista declara el acordonamiento de los sectores oeste de Berlín y del SBZ en los próximos días. En la noche del 12 al 13 de agosto sin previo aviso, ordenaron la construcción del muro. Mas de 5000 soldados, brigadas y miembros de la volkspolizei hicieron guardia aquella noche en la que solo falto rellenar el ultimo tramo de muro, construido el día 13. Mas de 40 kilómetros de muro separo Berlín en dos, la zona occidental y la zona oriental controlada por los soviéticos. Un muro que marco vidas, que separo y señalo una de las mayores metrópolis de Europa, aquel dichoso muro que hizo tambalear la paz mundial y que destrozo vidas enteras. Las comunicaciones entre las dos Berlines quedaron cortadas aquel fatídico día para 3 millones de personas. Las reacciones por parte del bando occidental fueron lentas, iban llegando las protestas con cuenta gotas a Moscú. La construcción del muro fue la confirmación del statu quo, que se cimentó en el sentido literal de la palabra. Fue una demostración de poderío pero a la vez un síntoma de desconfianza y debilidad hacia su propio pueblo, una pieza de engranaje mal montada en medio de una ciudad ya bastante estropeada y dolida. Una obra dictatorial, para intentar frenar el cese de hostilidades entre las dos partes. Al presidente Kennedy la idea no le pareció la mejor forma de expresión por parte de los soviéticos sin embargo, tampoco quiso meterse mas en las ya difíciles y complicadas relaciones que mantenían los dos países, la frase “ Es una solución poco elegante, aunque es mil veces preferible a la guerra” fue suya y dio el permiso vigente para que se llevara acabo. 300 torretas vigilaban junto con los soldados día y noche cualquier resquicio o grieta que pudiera haber en el infranqueable muro, la gente desesperadamente buscaba libertad y mayor calidad de vida de la zona occidental, se jugaban la vida literalmente, unas 400 personas fueron heridas gravemente por intentar llegar al “otro Berlín”. Uno de los casos mas sonados fue el escape de 57 Berlineses del este por un agujero construido a 156 metros bajo el suelo en Berlín occidental. Las manifestaciones eran casi diarias en esta zona, la fiereza de las protestas contrastaba con el hermetismo de la zona soviética. Miles de personas buscando un resquicio de libertad, saltaban la valla en un ultimo esfuerzo por volver a ver a las viejas amistades, familia... en un ultimo gesto desesperado de la gente para escapar, esas personas que vivían esos momentos de opresión, de colores contrastados, de libertad frente a prisión en una misma ciudad, que sin ir mas lejos avanzaba a pasos agigantados. En un intento por aplastar el resquicio comunista en la zona oriental Kennedy mando formar el 27 de Octubre de 1961, 10 carros de combate en la línea fronteriza Chekpoint Charlie. Ambos lados de la confrontación sabían que aquello podía acabar en una guerra atómica y a los tres días siguientes ordenaron la retirada. En los años póstumos, quedo reflejado el resquebrajamiento de un Berlín muy hundido moralmente. La gente intento escapar siempre, unas 5000 personas lo intentaron. De hecho obsesionados los dirigentes soviéticos con la amenaza fascista y con la huida de mentes privilegiadas, regularmente ordenaban la reconstrucción del muro cada poco tiempo, poniendo distintos materiales, desde alambres con pinchos hasta un doble muro, pastores alemanes recorrían junto a los guardas el muro de la discordia. 190 kilómetros de historias paralelas, de gente muerta desangrada a disparos, de cara y cruz, de luces y sombras, de vidas destrozadas en esa preciosa ciudad. La puerta de Bradenburgo asistía cada día a los intentos de fuga de todo tipo de personas, asistía cada día a la terrible canción que proporcionaban los llantos y gritos, la cólera y la impotencia alojada en una gente que lo único que quería era escapar de aquella prisión controlada, de reencontrase con sus familiares, de vivir de una manera diferente a la que estaban siendo sometidos con el régimen soviético. El problema no era viajar o desplazarse por el país, el problema era en pasar de una calle a otra porque automáticamente pasabas de una ideología a la otra. La gente de la Berlín soviética intentaba en un esfuerzo saltar por las ventanas de una calle famosa del este, la gente abría las ventanas y abajo una treintena de bomberos occidentales trataban de coger en bolandas a los valientes que se tiraban. De aquellos valientes hubo una mujer de unos 71 años de edad, balanceándose entre el 5º y 4º piso, agarrandose al comunismo mas extravagante que le tiraba de nuevo hacia el piso de la habitación, soldados soviéticos tiraban de ella hacia arriba, mientras tanto otro joven saltaba para agarrarse a las piernas de esta señora y con su peso por fin tirarse a la marabunta de gente y bomberos que había por aquella calle del lado occidental, cayeron a plomo. Finalmente los lideres soviéticos se reunieron con el líder comunista Nikita Kruschev y formalizaron la orden de tapar con ladrillos todas y cada una de las ventanas de aquel piso y de los edificios colindantes, los inquilinos vivieron en sus carnes y vieron como aquella luz grisácea que entraba por su ventanas, rápidamente se desvanecía por completo, dejando las habitaciones en completa oscuridad. Los pisos al cabo del tiempo acabaron derruidos para seguir construyendo el muro. Se utilizaron los ladrillos y todo el material que fueron en su día otorgados para la construcción de viviendas y apartamentos, el muro parecía una fuerza móvil y extravagante, que destruía todo lo que se le cruzara por su camino y dejo inhabilitado todo lo referente a los transportes, quedándose así, dos estaciones de ferrocarril fantasmas, en donde ya no existía el trafico de personas. Cada muerte a manos de soldados soviéticos suponía una bajada en la moral de sus ciudadanos. La gente se agolpaba en un pequeño montículo situado en el Berlín occidental para intentar ver a sus familiares atrapados, para tirarles cualquier tipo de objeto que pudieran recordar, las familias rompían a llorar y se podía ver como la gente sacaba sus pañuelos blancos y se limpiaban las lagrimas que le caían de los ojos. Moviendo el pañuelo de arriba abajo, sacudiendo las lagrimas derramadas en aquel campo en donde no crecía la hierba.
Berlín 1989
Tras varias modificaciones del muro en distintos años, Berlín oriental noto en unos años su creciente estabilidad económica, aquella parte de Berlín empezaba como una gran potencia. Esta parte del éxito soviético fue en parte a la influencia estabilizadora del muro que mantuvo y corto el éxodo de los profesionales mejores preparados quedándose así el sistema social intacto. En 1987 Ronald Reagan en un discurso dado en la zona occidental, pedía a su homónimo Mijaíl Gorbachov el derribo del muro, pero para aquel entonces en la URSS se estaba llevando acabo el acuerdo y firmas de la nueva reforma llamada Perestroika llevado por el presidente soviético. La bomba exploto y se empezaron a manifestar la gente de Berlín este para que hubiera un cambio en la política del muro, pidiendo total libertad de desplazamientos. El 8 de noviembre de 1989 Gunther Sabouwsky hizo unas declaraciones para todo el mundo “ Todas las restricciones en Berlín están siendo anuladas, el muro ha caído”. A finales de aquel año el telón de acero desaparecía para siempre del mapa. Hungría, Bulgaria, Rumania y Alemania oriental derrocaron a sus gobiernos comunistas. La gente aquella noche de noviembre se aglutino en las pocas entradas que había, los soldados soviéticos miraban a la gente incrédulos, no sabían lo que estaba sucediendo. La gente lloraba de felicidad, se amontonaban para poder entrar a ver a sus amistades y familiares. La gente gritaba desafiante aquella noche fría de noviembre, aquella noche en donde empezaron a juntarse las almas de las personas, en donde empezaban a recordar a los héroes caídos, a los valientes que intentaron cruzar el muro. La felicidad corrió esa noche como la pólvora, sabían que el comunismo no iba a tardar mucho en salir de sus vidas. Gorbachov cuando asumió el poder de la URSS se encontró con una economía en bancarrota, dominada por la corrupción. Un año mas tarde las dos alemanias se reunifican. La puerta de Bradenburgo, comienza una nueva etapa en su dura existencia, empezaban a llegar los primeros turistas que paseaban tranquilamente por las dos zonas, sin que ningún soldado les pudiera disparar. Dos años mas tarde la URSS se desintegro para no volver mas. La gente se aglutinaba día y noche para derribar el muro con lo que fuera, valía todo. Ese sentimiento de rabia y desesperación era lo que daba el impulso a la gente por derruirlo lo antes posible, hasta que casi desapareció por completo. A día de hoy se conserva una parte del muro pintado por artistas, un kilómetro y medio de recuerdos e historias que son de todos. Hoy en día se puede ver adoquinada lo que fueron las dos partes, se puede imaginar lo que supuso eso para una ciudad como Berlín. La gente cuando recuerda, prefiere no hablar del pasado. Otros hablan con melancolía de aquel 9 de noviembre de 1989. Berlín hoy en día es una de las principales capitales mundiales, albergando en sus numerosos museos lo que fue este país tiempo atrás. Ahora es una ciudad vanguardista, moderna, civilizada, una ciudad multicultural y plural. Una ciudad cosmopolita que se puede recorrer en bicicleta, dispone de muchísima cultura y espacios en los que recrear la mente, una ciudad en donde el recuerdo todavía sigue latiendo.
Y hasta aquí mi pequeño homenaje a toda esa gente, un homenaje que sirve para concienciar cabezas en este futuro incierto.