sábado, 4 de enero de 2014

Thomas Sankara, la Revolución Asesinada



Thomas Sankara, en la senda de Lumumba

El niño que jugaba sobre tierra árida en el desierto, el que soñaba, el que despertaba entusiasmo e ilusión, nació y creció para convertirse en líder, para llevar la paz y la vida digna a un pueblo explotado por las potencias occidentales. Cuando este niño que jugaba descalzo se levantó en revuelta y agito los brazos, ya nunca más pudieron esposarle o detenerle hasta su muerte. Él siempre soñó con un África unida, con el fin de la explotación del hombre por el hombre, con recuperar la soberanía de las tierras donde vivía. Desde entonces el capitán Sankara, desde el poder, cambió el nombre y la bandera de su país natal el Alto Voltá, para llamarlo Burkina Faso (Tierra de los hombres íntegros) Y eso era lo que el lema y su espíritu reivindicaban, ese azote es el que su alma buscaba, el del hombre negro libre y en igualdad de condiciones, el de la mujer, la compañera atenta cubriendo las espaldas de todos sus semejantes, el de los niños pudiendo ir la escuela gratuitamente, el de la sanidad, el derecho a nacionalizar y vender sus recursos naturales para poder avanzar y progresar.
Este niño que jugaba con balones de cartón en las explanadas áridas de su barrio, cumplió su sueño de gobernar, cumplió su sueño de vestir la boina roja con la estrella y ser el “Ché africano” por unos años. Él siempre sonreía en sus discursos llenos de fuerza y esperanza.
Pero lamentablemente a alguien de Europa no le pareció tan buena idea, no les gustaba a los hombres de corbata que este visionario y marxista hiciera una revolución en una ex colonia, no les parecieron buenos los progresos ni se preocupaban por la humanidad, ni mucho menos por las buenas intenciones de este joven capitán africano. El ministro de exteriores que por aquel entonces era su más íntimo y fiel amigo, Blaise Campaoré en reuniones secretas con el por aquel entonces presidente de Francia François Mitterrand decidieron su destino.
Sankara fue traicionado y asesinado con más miembros del gabinete de su gobierno en un golpe propiciado por Campaoré y apoyado por Francia en el 87, los recursos naturales y el control lo volvía a tener occidente, a cambio, le proporcionaron ayuda militar a Campaoré para que gobernara como dictador hasta el día de hoy. La revolución fracasó.
Curioso si cabe mencionar, que la traición fue hecha por otro niño que jugaba en la misma explanada que Sankara, un niño que como él, fue cuidado y alimentado por el padre de Thomas, pues Campaoré era huérfano de nacimiento.

El niño que quería ser el Ché y que llegó a los 33 años a la presidencia fue traicionado y asesinado por su amigo del alma, por unos puñados de dólares, por el sistema corrupto e injusto que prima más lo material que lo humano.

Dicen los lugareños que todavía se escucha a aquel niño risueño jugando por aquella explanada, dicen que todavía se escuchan los gritos mudos de aquel hombre que exigía derechos sociales, paz y libertad.  


"El Che Guevara nos enseñó que podíamos atrevernos a tener confianza en nosotros mismos, confianza en nuestras capacidades. Nos inculcó la convicción de que la lucha es nuestro único recurso. Era un ciudadano del mundo libre, pero también luchaba por la construcción de un mundo mejor. Por eso decimos que el Che Guevara es también de África y de Burkina Faso".
Thomas Sankara


Salvador Allende y Chile

1970

Santiago de Chile

En un acto de imperdonable mala conducta, el pueblo chileno elige presidente a Salvador Allende. Otro presidente, el presidente de la empresa ITT, International Telephone and Telegraph Corporation, ofrece con un millón de dólares a quien acabe con tanta desgracia. Y el presidente de los Estados Unidos dedica al asunto diez millones: Richard Nixon encarga a la CIA que impida que Allende se siente en el sillón presidencial, o que lo tumben si se sienta.
El general René Schneider, cabeza del ejército, se niega al golpe de estado y cae fulminado en emboscada:

-       Esas balas eran para mí. Dice Allende

Quedan suspendidos los préstamos del banco mundial y de toda la banquería oficial y privada, salvo los préstamos para gastos militares. Se desploma el precio internacional del cobre.
Desde Washington, el canciller Henry Kissinger explica:

-       No veo porqué tendríamos que quedarnos de brazos cruzados, contemplando como un país se hace comunista debido a la irresponsabilidad de su pueblo.


Eduardo Galeano – Memoria del Fuego III – El Siglo del Viento